El domingo, desayunamos (los que
desayunamos algo tarde los domingos) con la noticia de que Cayo Lara no se
presentaría a las primarias de 2015 a la presidencia del Gobierno. Algo que
muchas esperábamos, pero que nunca se asume como real hasta que llega. Y es que
en la “nueva política” de Trending Topic y Mass Media no hay sitio para las
caras “clásicas”, pero debe haberlo sin duda alguna para su experiencia.
Cayo Lara ha sido (y sigue
siendo) un coordinador memorable para Izquierda Unida, porque tanto para sus
luces como para sus sombras, los retos que ha vivido la organización y el
conjunto del estado en estos últimos 7 años han sido duros y muy complejos para
cualquiera de los que participamos de la vida política.
Los retos en lo externo han sido
grandes, pero más grandes han sido los internos: el trabajo intenso para la
refundación de izquierda unida, infructuoso en materia de romper ese “techo” ideológico
y social que nos condena elecciones tras elecciones a ser tercera fuerza
política, la limpieza interna de los caciques internos en los últimos meses y
la renovación de las dinámicas democráticas que la militancia de esta
organización NECESITA y EXIGE.
La nueva política exige nuevos
discursos y nuevas caras, la generación de los 80 busca abrirse hueco en la
política tras casi dos décadas de silencio cómplice, y para ello necesita
apartar a generaciones que llevan años luchando y que merecen un respeto y un
reconocimiento sin duda, pero también es necesario entender (como ya entendió
Anguita) que el segundo plano no es dejar de participar en política, sino
ofrecer toda su experiencia a las generaciones emergentes que reivindican
construir su renovada organización, su nuevo estado, su proceso constituyente,
su futuro.
Somos herederos de vuestra lucha,
es un error sentirse no válidos o apartados, o víctimas de complot, es
necesario añadir una cuarta frase a la más célebre cita de Gramsci que diga:
“Manténganse, porque necesitaremos de toda su experiencia”
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