Que a nadie le gusta sentarse en una mesa a jugar a las
cartas con un compañero que hace trampas constantemente, es evidente. Pero
cuando en lugar de jugar a las cartas, lo que hacéis es definir el futuro de un
país, en ese caso sí que no tiene ninguna gracia.
Y es que ya nadie se cree los golpes de cadera del PSOE,
sobre todo desde la llegada de su nuevo líder y salvador (o salvado en sálvame),
los cambios de versión y puntos de vista constantes o el “de corazón soy
socialista, pero a mi mano izquierda le gustan mucho los billetes y la
monarquía”. Porque no es de recibo que cuando lo que se vota es decisivo para
el estado español, el partido que se define como “la oposición” y “la
izquierda” de este país, se esconde en el caparazón de la constitución del 78 que
sólo los mayores de 55 años (28% de la población) de este país han votado, en
los intereses de los que les financian las campañas y sus tropelías, y votan
“NO” calificando de OPORTUNISTAS a la
izquierda que de verdad se preocupa por los intereses de las ciudadanas y
ciudadanos de este estado.
Y es que si algo significa la O de PSOE desde hace casi 40
años es, precisamente, oportunistas.
Oportunistas que aprovechan la cobertura que tienen en los mass-media para tomar el mensaje más
puro y auténtico de la democracia: el derecho un hombre (o mujer), un voto, y
el respeto a la voluntad popular; para calificarlo de oportunistas, populistas,
y anti-españoles. Pero, ¿qué es el estado español, sino su coto de caza mayor
para mantener sillones que den de comer familias y apellidos enteros?
La república, señoras y señores del PSOE, va a llegar
quieran ustedes o no, y sus brazos de madera en el congreso no impedirá nunca,
jamás, que la voluntad de un pueblo que cada vez está más organizado llegue a
buen puerto, porque más pronto que tarde, y con mucho trabajo, llegará.
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